
Dibujar y pintar mandalas representa el equilibrio, la paz y la calma. Visualmente son una manifestación artística que nos envuelve de equilibrio y serenidad.
Cuando lo hacemos estamos creando un mapa de nuestras emociones y estados de ánimo. Es mirar hacia nuestro interior e integrar nuestro ser con todo lo que nos rodea. Nos ayuda a relajarnos y meditar disfrutando de crear, por eso podemos decir que es un proceso creativo y espiritual. La creatividad pone en marcha fuerzas interiores, y por eso estos procesos creativos resultan terapéuticos al permitir sacar frustraciones y sentimientos íntimos y aumentar nuestra capacidad de innovación, potenciando todas nuestras capacidades.
Si ponemos en práctica nuestra creatividad en forma constante, aplicada en los mandalas y en niveles que implique un desafío cada vez mayor, nos veremos beneficiados.
Teniendo en cuenta estos conceptos logré implementar los mandalas en mis clases de plástica como una innovación, no solo creativa, sino para incluirlos dentro de la educación emocional que vemos durante el año y en temas puntuales de la materia (simetría y color).
Trabajo en el nivel primario con primero, tercero, quinto y sexto grado.
Los resultados fueron sorprendentes, los chicos mejoraron su concentración, lograron trabajar relajados, pudieron expresar emociones (que muchas veces no pueden poner en palabras); todos explotaron su potencial creativo, se lograba un silencio total en las clases y lo más lindo y reconfortante es que muchos se animaron y los hacían en sus casas y los traían a la clase para mostrármelos y para compartir con sus compañeros. Mis compañeras (maestras de grado) me comentaban que algunos alumnos y alumnas en los ratos libres de sus clases los dibujaban por su cuenta.
Es un desafío para mí poder implementar este recurso en mis clases, porque no es común, pero creo que es necesario; y porque me corrí un poco del conocimiento y estudio de los pintores que enseño, según el diseño curricular actual. Y es un desafío también para los alumnos, porque si bien conocen los mandalas a través de internet o de libros para colorearlos, en las clases aprendieron a dibujarlos y pintarlos y el por qué debían realizarlos de ese modo -desde el centro hacia afuera, por ejemplo- teniendo que salir del estereotipo de mandalas que ven y pintan y que en realidad están hechos por otros. Esto es, todo un proceso creativo y espiritual que tan bien les hace, que los entusiasmó -tal vez por la experiencia de conexión con el Ser- y los hizo reflexionar mucho. Debo incluirme en el entusiasmo también, ya que apreciar los resultados motiva mucho al docente a seguir explorando, aprendiendo e incorporando nuevas herramientas para mejorar y actualizar los diseños vigentes.
Para empezar esta experiencia la realicé con alumnos y alumnas de quinto y sexto grado. Este año lo pondré en práctica con los más chiquitos haciendo mandalas grupales y con collage, ya les contaré...




Susana Borrazás 11 4402 9019
Docente de Plástica desde 1992 hasta la actualidad. Egresada del Instituto de Bellas Arte Beato Angélico (orientación en dibujo y pintura) promoción 1988.
Perfeccionamiento en pintura con el artista plástico Carlos Gorriarena y perfeccionamiento en el área de plástica a través de cursos y talleres para la actividad escolar..